¡Pero este proyecto de ley es un mamarracho!
Es lo primero que pensé.
Enseguida recordé lo que enseño. La corrupción moral de la afectividad humana termina por oscurecer la razón; es decir, corrompe finalmente a la inteligencia. Cuando se chapalea en la inmundicia, al final se tapa el "cerebro".
Esto explica parte del asunto. Pero no es lo único. Porque también recordé el desastre educativo que arrastramos hace décadas. Y no estoy pensando acá solamente en la educación moral, sino en educación sin más. Desde hace años que recibo alumnos universitarios que no entienden lo que leen; cuyo vocabulario es tan reducido que no es fácil seleccionar el material para que preparen materias ya que la mayoría de las palabras del lenguaje no técnico les son desconocidas; que no pueden leer ni menos estudiar materiales que superen las 10 páginas; que no redactan respuestas con sujeto y predicado, sino que enumeran palabras que relacionan con la pregunta. Por supuesto que hay excepciones y que además con paciencia se logra progresar.
Pero yo me pregunto, ¿en medio de la demagogia educativa y generalizada a nivel político, los legisladores y algunos asesores habrán logrado leer el Código Civil completo? Es más, ¿habrán leído el proyecto completo?
A juzgar por lo expresado por Marilina Hotton podemos dudar de ello.
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